Articulo publicado en la revista El molinillo de ACOP
¿Coaching Político y Nueva Política?
¿Para qué sirve el Coaching en la
nueva política? Para dar movimiento. Para cambiar. Para moverse de un lugar a
otro entendiendo el motivo del para qué. El Coaching Político está enfocado en
la persona antes que en el perfil político porque cuando el contexto cambia y
la persona está inmóvil, avanzar se convierte en una utopía.
En la vida pública es imprescindible
para el político saber qué es lo que se quiere. Definir explícitamente las
metas concretas del plano más personal y alinearlas coherentemente con el
proyecto político que se traslada a la ciudadanía. Así mismo se hace necesario
identificar de qué modo influirán dichas metas en la sociedad y barajar todas
las opciones para llegar a los objetivos marcados, reconociendo los motivos que
impiden lograr los objetivos seleccionados y detallar los recursos que se
necesitan para alcanzar dicha meta.
En el desarrollo personal de un
político valen todos los medios que estén a su alcance para elevar a la consciencia
de que puede salir de la presión que ejerce el poder para tratar de cautivar su
opinión. La política es un mundo en donde todos los que intervienen tienen
intereses antagónicos y donde se hace imprescindible para el político un
espacio de reflexión fuera del propio contexto político, en el cual pueda
sentirse libre para tomar decisiones, y aquí es donde la figura del Coach,
libre de ideología y de posiciones, es la clave.
Cuando un político con vocación se
olvida de quién es y para qué está en política, alejándose de sus valores y los
motivos que le llevaron a la función pública, el Coaching Político es la
herramienta idónea para mantener esa conexión dentro de contexto, donde el
mundo real parece dividirse entre los que viven dentro y los que sobreviven
fuera de la política.
Frente a este escenario cabe
preguntarse ¿Qué es el Coaching? El coaching es un entrenamiento personalizado
y confidencial llevado a cabo por un asesor especializado (coach) y cuyo
principal objetivo es avanzar y conseguir aquello a lo que uno aspira, bien de
forma individual o conjunta. Sin embargo, esta respuesta se convierte en un
arma de doble filo, cuando su interpretación nos puede llevar a pensar que lo
que desean nuestros políticos es la consecución de sus propios intereses
personales frente al interés general y el bien común, en un momento tan crítico
donde la sociedad ha pedido un nuevo estilo en la forma de implementar la
política y un nuevo procedimiento de sus líderes políticos. ¿Será esto la
definición de la nueva política?
La confianza en los líderes políticos
se encuentra en los mínimos más bajos de la historia y el valor más demandado
por la sociedad se llama honradez; y precisamente, estos dos valores “confianza
y honradez” son la base imprescindible para abordar un proceso de coaching.
Nada tiene que ver la preparación de
los líderes actuales con aquellos que hace apenas treinta años desarrollaron La
Constitución Española y construyeron las bases para tener un país libre. Ni
siquiera el conocimiento requerido a un político hoy tiene los mismos elementos
que hace apenas cuatro años. Tampoco la sociedad es la misma y las personas que
hoy desempeñan sus funciones en un cargo público, tampoco.
Las necesidades de todos los que
intervienen en el contexto político han cambiado a un ritmo más vertiginoso que
la propia sociedad. Hoy en día el objetivo principal al que se enfrenta un
político se llama confianza y detrás de ella viene todo lo demás. Por lo tanto
¿Cómo ganarse la confianza de la ciudadanía? ¿Cómo se puede implementar esa
nueva política cuando todo es interpretable y el pasado se vuelve presente a
través de un clic? ¿Qué hacer cuando los valores personales evolucionan y
quedan al descubierto valores ya desechados? ¿Dónde queda la confianza en este
nuevo escenario? El Coaching Político da respuesta a cada una de estas
preguntas siempre y cuando el político que toma la decisión de trabajar con un
Coach esté comprometido con sus ideas, sus valores y su desarrollo personal
aceptando que para conseguir aquello que desea es necesario agitar el interior
de su persona, siendo imprescindible el movimiento, es decir, salir de su zona
de confort.
¿Para qué es tan importante salir de
la zona de confort? Porque ayuda a tener una vida más rica en emociones,
conocimiento y perspectivas. Y como consecuencia nos hace crecer y evolucionar
a una versión mejorada de nosotros mismos. Y esto en política es esencial. ¿Habrá
sido éste el germen de la nueva política? La ciudadanía se ha puesto el
uniforme de político, ha entrado con derecho en el escenario político y los que
ayer reclamaban nuevas formas de gestionar la política, hoy tienen la
oportunidad de ejercerla. Pero ¿saben hacerlo? Porque a través del querer han
llegado al poder y se han encontrado con la ausencia del saber.
En la nueva política la coherencia
toma protagonismo. Ya no valen las palabras. El discurso político queda desnudo
si no va acompañado de hechos. Si uno hace lo que dice, y a su vez, dice lo que
hace, genera reputación a la vez que confianza y con ella obtiene la
tranquilidad necesaria para disponer del tiempo imprescindible para llevar a
cabo los proyectos políticos.
La nueva política confía en sí misma
pero ¿Quiénes son los que la implementan? ¿Qué quieren los que llegan frente a
los que están? ¿Son los viejos tan arcaicos y los nuevos tan inéditos? ¿Qué
ocurre cuando confluyen los nuevos y los viejos en el poder? ¿Cuáles serán los
resultados de sus políticas? La realidad es que todos y cada uno de ellos se
enfrentan a realidades similares en planos contrapuestos donde se hace
obligatorio trabajar el entrenamiento de sus habilidades y competencias así
como en la gestión de sus emociones.
La vieja política requiere entrenar,
entre muchas otras, la vanidad para no quedarse aislada, la escucha para prestar
atención a lo que sucede a su alrededor y el ego, pues el exceso de autoestima
los está asfixiando. Solo a través del autoconocimiento, con el saber mirar
hacia adentro, podrá entender donde se encuentra y cuál es el escenario exacto
de una realidad que interpretan como si fuera virtual. Saben que está pero no
la tocan, no la sienten, no la viven.
La nueva política requiere entrenar
la soberbia para dejar de presumir de sus logros y reconocer sus fracasos, la
empatía para dejar de mirar desde abajo y comenzar a entender que se ve y se
vive desde arriba y también su ego, el mismo que con el paso del tiempo asfixia.
En política no todo lo que se sueña es viable y aquello que es viable a veces
no se sueña.
La nueva política no es cambiar la
mala praxis del poder y reemplazarla por otra diferente o mejor. La nueva
política no son solo gestos, que cuentan, pero que no son la esencia de la
cuestión. La nueva política conlleva un cambio de paradigma en el propio
pensamiento, en el entendimiento de que aquello que sentimos proviene de
nuestra forma de pensar y esta a su vez nos lleva a unas u otras acciones. Por
eso es tan importante entender que se hace sentir a la ciudadanía.
El origen auténtico de los problemas
se asienta en las instituciones y sus leyes. En no tener límites definidos,
donde la falta de valores y ética o su transformación por la llegada del poder,
hace que en todos los partidos haya corruptos y en todas las ideologías se
cometan delitos.
La nueva política no es una cuestión
moral donde los códigos éticos se postulan y los que llegan hacen las cosas de
otra manera. Un partido no vale por lo que dice que acata, sino por lo que hace
día a día. Si un partido es liderado por personas íntegras, la gestión en cada
una de las instituciones donde tiene cabida se desarrollará con integridad y
esto a su vez será un ejemplo en cascada para el resto de la organización.
Cuando esto es así, los corruptos no tienen cabida, es el propio organismo
quien se encarga de eliminarlos. Por ello, la buena articulación de la
democracia no requiere de pruebas morales llevadas al extremo, de quién va en
bici o no a su ayuntamiento o de quién ofrece la vara de mando al pueblo, sino
que necesita en las bases de las instituciones nuevas leyes que desanimen a los
corruptos a ejercer sus fechorías, sean o no, nuevos o viejos.
Bien sea de carácter individual o
como organización grupal es precisamente el Coaching Político quien ayuda a
gestionar todos estos cambios aportando herramientas a través del diálogo. El Coaching
Político se basa en el arte de preguntar. Es un aprendizaje a través de la
plática, que ayuda al político a conocerse mejor, a comprender quién es y qué
quiere ser, poniendo medios para lograrlo. Para ello es necesario que el
político salga de su mundo, es decir que tenga la habilidad de reflexionar,
pensar y definir donde está, por qué está ahí y que rumbo quiere dar a su vida
política, teniendo el auto-conocimiento como punto de partida de todo proceso
de coaching.
Es la política actual la que reclama al
político nuevas competencias y habilidades que le lleven a tomar el lugar que
la desconfianza ha colonizado en la última década. La sociedad ya no quiere solo
buenos oradores y artistas de la palabra. La ciudadanía ofrece su confianza a
aquellos políticos que implementen la política en la que ellos creen
independientemente del partido donde militen. Todo es mucho más volátil a la
vez que confluyente; y lo nuevo toma posicionamiento mientras lo viejo sigue
aportando experiencia. No todo es válido en lo nuevo, ni tampoco en lo viejo.
En un proceso de coaching político un
primer paso es tomar conciencia política de las nuevas reglas y corrientes
sociales, incluso aquellas que no están en primera línea. Saber interpretar
adecuadamente la realidad externa así como la realidad interna de los partidos
se hace imprescindible para cualquier político. La nueva política necesita
personas influyentes y persuasivas que sean eficaces y sepan captar la atención
de la ciudadanía. Políticos que sepan utilizar estrategias indirectas con el
fin de llegar al consenso y obtener el apoyo de los demás. Todo esto con nuevas
claves de comunicación, arropadas en las nuevas tecnologías, que abren un marco
político desconocido a un mundo político que no ha perdido su esencia, a pesar
de su desafección. El ciudadano al igual que en la antigua Roma sigue
reclamando ser escuchado a través de conversaciones digitales y sociales. Los
mensajes no adquieren relevancia en vallas publicitarias o macro-mítines y
toman protagonismo en 140 caracteres. Ahora las ideas navegan por internet y
algunas decisiones se toman a golpe de clic.
Inspirar y guiar a la sociedad es una
habilidad de pocos y las nuevas tecnologías han sido los grandes aliados para
los partidos emergentes. Han entendido que en la versatilidad de la puesta en
escena confluye la idea, el mensaje y la acción.
La nueva y la vieja política
confluyen en necesidades antagónicas. La nueva política viene con ganas de
cambio y con ausencia de hábito, mientras que la vieja política está aferrada a
la costumbre y dispone de mayor experiencia. Esta realidad genera conflictos
cuando ambos convergen en el poder. Se impone la negociación con nuevas reglas
y es entonces cuando comienza un nuevo estilo de ejercer la política ejerciendo
liderazgo partiendo de la base del ejemplo. Es trasladar con hechos lo que se
emite con la palabra. Es hacer lo que se dice, diciendo lo que se hace.
El Coaching Político ayuda a
gestionar los nuevos escenarios políticos donde convergen la nueva y la vieja
política. Ayuda a encontrar puntos de encuentro dentro de los partidos, a
mejorar su política y la política que necesita la sociedad. En el nuevo
contexto político toma relevancia la capacidad de negociar y de saber resolver
desacuerdos comprendiendo que el manejo de los conflictos conlleva una
disposición de pensamiento interno calmado y la habilidad de expresión
adecuada.
Esta capacidad de escucha dentro de
la comunicación es la que acerca al político a un matiz más humano y menos
codicioso pudiendo mostrarse a resolver las cosas dialogando en lugar de
dejarse llevar por emociones irracionales que lo posicionan incluso en el
ámbito de la agresividad. Estas y otras situaciones son las que se trabajan en
un proceso de coaching donde el político se descubre, se conoce y sabe cuáles
son sus recursos, capacidades e incluso sus limitaciones.
Es a través del coaching como es consciente
de sus puntos fuertes y de sus debilidades logrando así un mayor aprendizaje y ampliando
su desarrollo personal y político. Esa es la esencia de la política. Cuyos
valores necesariamente se asientan en la honestidad, la integridad y la
responsabilidad del propio político teniendo la aptitud de admitir y asumir sus
propios errores.
La política actual solicita cultivar
y comprender las distintas visiones del mundo, siendo sensibles a las
diferencias existentes entre diferentes partidos e ideologías. Esto ofrece una
oportunidad al político de aprovechar la diversidad en beneficio de la mayoría
y no al interés de un grupo minoritario. Para ello el político necesita tener
una sensación muy clara de su valor y de sus capacidades. La confianza en sí
mismo conlleva el poder expresar puntos de vista impopulares, dentro y fuera
del partido, y defender sin apoyo de nadie aquello que considera correcto para
el ejercicio de su/la política.
En política, prever con optimismo e
iniciativa un futuro a corto y medio plazo es en sí crear el sueño que toda sociedad
anhela. Saltarse las rutinas habituales cuando la situación así lo requiere
para llevar a cabo el objetivo marcado es una oportunidad demasiado generosa
que en otros ámbitos es inviable adecuar. La política lleva como compañeros de
viaje a "obstáculo" y a "contratiempo" y saber viajar con
estas circunstancias sin pensar que son fallos personales es una idoneidad que
lleva al político a trabajar más desde la expectativa del éxito que desde el
miedo al fracaso.
Entonces cabe preguntarse ¿Es
necesario el Coaching Político en un entorno tan variable? Sócrates decía “en
un primer lugar tienes que ejercitar la virtud, y también quienquiera que esté
dispuesto a gobernar y cuidar no solo de sus asuntos en particular y de sí
mismo, sino también de la ciudad y de sus intereses, no deberá enseñar sino que
principalmente solo deberá aprender” Por ello las personas que deciden
desarrollar su vocación y estar al servicio del ciudadano deben poner especial
atención en el aprendizaje y desarrollo de sus habilidades y sobre todo de sus
competencias. No importa si son viejos o nuevos. Si saben o pueden. Lo
importante es que quieran. Que quieran transformar la política desde el
interior de las personas.
En definitiva el gran reto de un
Coach Político es combinar el trabajo de los asesores estratégicos, y/o de
campaña, y/o de comunicación y conectar todo ello, con lo que el político
piensa y en definitiva que llegue al ciudadano. Solo así se habrá ganado el
derecho a ser escuchado. ¿Tiene el Coaching Político cabida en la nueva
política? Rotundamente sí.