Ser dueño de tu propio poder, tu poder de ser auténtico, de ser quien realmente eres, trata de hecho de apropiarte de tu libertad. De muchas maneras, has cedido tu poder y/o libertad por tu forma de hablar, de pensar, de ser.
Por ejemplo, cuando dices o piensas algo como “esa persona me hace enfadar”, has cedido tu poder de decidir si estar o no enfadado, a esa persona. Has dicho que no tienes poder, y que esa persona tiene el poder de decidir cuando te enfadarías.
Puedes elegir o no hacerlo nunca más.
Seria más adecuado decir algo cómo “Me enfado cuando esa persona hace eso”. De esa forma, llegas a comprender que eres tú el que te ha hecho enfadar, y también que puedes decidir sentirte enfadado o sentir algo distinto.
Nadie más que tú “hace” que te sientas enfadado, o triste, o deprimido, o feliz, o sexy, o aburrido, etc. A partir de ahora estás en el proceso de decidir por ti mismo sobre tu vida, tus opciones, tus acciones, tus sentimientos y lo que ves ¿Por qué no adueñarte del poder de tomar decisiones a todos los niveles?
Presta atención las palabras que utilizas, porque ellas forman las bases de tus formas de pensamiento. Escucha tus palabras, y date cuenta si ellas reflejan o no tu libertad de decidir por ti mismo, que sientes que haces.
¿Dices? “Déjame hacer esto”, pidiendo permiso o expresas tus deseos diciendo “me gustaría hacer esto” o incluso “Voy a hacer esto”. ¿Dices? “Esa persona me manipula” o “me permito a mi mismo ser manipulado”.
Cualquier cosa que hayas estado haciendo que no haya funcionado para ti, puedes elegir no hacerla nunca más.
¿Te has reprimido de expresar lo que realmente querías por lo que pensabas que alguien pudiera pensar? Entonces, has cedido el control de tu poder de palabra a esa persona.
Eres libre, lo sabes ¿Estas deseando ser dueño de tu libertad?
¿Te has reprimido de mirar algo o alguien por lo que otra persona pudiese pensar? Entonces, le has cedido tu libertad de elección de ver lo que quieres, a esa persona.
En una situación donde no te sientes feliz, tienes tres opciones:
Cambia la situación. Reordenala.
Cambia la forma en que ves la situación.
Deja la situación, y encuentra otra.
Si la situación, por ejemplo es tu autoestima, o confianza, o necesidad de un cambio de trabajo, o ampliar tu circulo de amistades, puedes cambiarlo de manera que lo que estés haciendo signifique más para ti. Puedes verlo de otra forma en la que te sientas mejor, la decisión, al final siempre es tuya.
Cuidate
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