Este pasado miércoles
24 de septiembre dio inicio el III Congreso Internacional de Comunicación Políticay Estrategias de Campañas organizado por Alice en Santiago de Compostela, en el
cual participé defendiendo el siguiente tema:
Paradigmas
del poder: Nuevos desafíos, nuevas respuestas.
A continuación
os pasaré en dos post la exposición hecha en el congreso.
Contexto Político:
El propósito
de esta investigación no es otra que trasladar muchos de los aspectos que
surgen en el día a día en una sesión de coaching político y como desde esta
disciplina se puede acercar la política a la sociedad, disminuyendo la distancia
que existe entre ambos.
Se consigue humanizando
al político y alineando sus objetivos, con los de su partido, con las
estrategias de sus asesores y sobre todo con lo que está demandando la
sociedad. Para ello,
necesitamos eliminar creencias limitantes asentadas en las estructuras
políticas que todos interpretan como órdenes incuestionables.
Este es el
nuevo desafío al que nos dirigen los votantes, nos piden una nueva forma de
implementar la política y como respuesta una nueva forma de comunicarla.
Asumir que la
sociedad frente a la política está cambiando a una velocidad de vértigo conlleva
a que los entornos políticos, necesiten un espacio-tiempo para poder incorporar
dicha transformación a sus estructuras e ideologías. Así mismo, y como ocurre
al cambiar cualquier paradigma, a empezar desde cero.
¿Qué están
viendo en la siguiente imagen? ¿Cuantos ven a una joven de perfil? ¿Cuántos ven
a una anciana poco agraciada? ¿Cuántos son capaces de ver a ambas? Es
evidente que existe una diversidad en la visión según quien mira. Lo mismo pasa
en política.
Para entender
cómo afrontan los políticos los cambios que está marcando la sociedad, tendrán
que analizar dónde se asientan sus propias reglas y realizar ese cambio de
paradigma que la sociedad ya ha comenzado a realizar.
Korzybski, gran influyente de la programación
neurolingüística decía que “el mapa no es el territorio”. Un mapa es
simplemente una explicación de ciertos aspectos de un territorio y un paradigma
es exactamente eso.
Imaginemos que queremos ir a un lugar específico del centro
de Santiago. Nos ofrecen un plano de la ciudad. Pero nos han dado un mapa
equivocado. Aunque indica claramente que es un plano de Santiago en realidad es
un plano de Alicante. Ha habido un error de imprenta ¿Pueden imaginar la
incapacidad y frustración con la que nos encontraremos aquellos que utilicemos
ese mapa? Vayan haciendo un paralelismo
al marco político de hoy.
Desde el Coaching Político podemos trabajar sobre la
conducta y la actitud de la persona que utilice ese mapa. Podemos gestionar
emociones y sus consecuencias, podemos incluso ir más rápido. Pero todos
nuestros esfuerzos solo lograrán llevarnos a un lugar erróneo de Santiago. La
realidad es que estaremos perdidos y
nuestro éxito no tiene nada que ver, ni
con la conducta, ni con la actitud. Si tuviéramos un plano correcto entonces podríamos determinar una diferencia
real, sobre el resultado obtenido. Pero para todo ello, es imprescindible el rigor del plano.
¿Tiene el escenario político un plano con rigor? ¿Disponen
los políticos un mapa preciso que les lleven correctamente a su punto de
destino? ¿Y los partidos políticos? ¿Qué mapa están usando? ¿Sabrán los
políticos y los partidos diseñar un nuevo mapa? La repuesta, visto lo visto, es
que las organizaciones políticas prefieren vivir una utopía cómoda, en lugar de
enfrentar una verdad incómoda y el resultado es que no logran cambiar de
paradigma.
Cambiar de paradigma, significa desechar todo lo que uno
cree saber sobre un asunto, y aceptar, apoyándose en nuevas evidencias, una nueva verdad.
Todos tenemos muchos mapas en nuestras cabezas, mapas en la
manera que son las cosas, o realidades y mapas del modo en que deberían ser, o
valores. Con esos mapas mentales interpretamos todo lo que experimentamos. Damos
por sentado que el modo en que vemos las cosas corresponde a lo que realmente
son. Como consecuencia es la fuente de cómo pensamos y de cómo actuamos.
El ciudadano está siendo consciente del entorno, está siendo
juicioso con el mundo que le rodea. Está
deshaciéndose de creencias que ha ido construyendo a través de su realidad
política durante toda una vida. Como resultado está ordenando las creencias de
sus verdades a la realidad que está viviendo, en definitiva, está cambiando sus
valores a la vez que han cambiado sus necesidades.
La política coexiste entre promesas, opiniones, juicios y
tiene como pareja de baile, al poder y la confianza, que están en pleno proceso de divorcio. Para salvar esta situación, hay que ser conscientes del
entorno, identificar claramente donde se inició la fractura, saber “qué quiere”
“qué necesita” el poder en “qué contexto” permanece intocable la confianza, “con
quién” cuentan para salvar la situación y “a quién/o qué necesitan” para volver
a bailar al son de la música con paso firme. Y para iniciar este baile es necesario
el desequilibrio que estamos viviendo.
Esta crisis nos lleva a preguntarnos ¿Quiénes somos? ¿De
dónde venimos? y ¿A dónde vamos? Tres preguntas demasiado infravaloradas para
no tenerlas presentes, ya que el primer paradigma, creado por el hombre, se
origina en estas tres preguntas.
Nuevas creencias, nuevos valores,
aportan nuevos entornos políticos
Hace apenas cuatro años las campañas
electorales eran simplemente un refuerzo de las posiciones ideológicas ya
definidas. Actualmente las bases en los partidos están viendo cómo sus “buques
insignia” (barones) van a la deriva. Los propios militantes están siendo más
conscientes que sus propios dirigentes ante las creencias en las que se
asientan su forma y estilo de hacer política. Y son estas creencias las que les
impiden evolucionar como organizaciones políticas, con ideas y conceptos que la
sociedad ya reclama desde los movimientos del 15M. Sin darnos cuenta hemos pasado de un debate de
izquierdas y derechas a uno de ciudadanos y círculos de poder, y quien no lo
vea está fuera del contexto político.
Hoy en día, los derechos se conquistan. El poder de unos
pocos se tambalea con el insignificante poder de muchos. Estamos en un entorno
democrático que se encuentra decomisado mientras no se acepte que existe un
problema en toda la cadena de valor del contexto político.
Lo decepcionante de la realidad política es que se buscan
nuevos líderes, con nuevas caras, para que sigan moviendo los mismos hilos que
el poder dictamina.
La política aún cree que deben adaptarse a la nueva
estructura que está emergiendo, pero el matiz es totalmente contrario, son las
estructuras políticas las que deben seguir a una estrategia marcada previamente
por ellas mismas. Son las organizaciones
políticas quienes habiéndose parado a pensar y analizar el entorno en que se
encuentran, crean un diagnóstico previo y actúan en consecuencia. Son estas
organizaciones las que consiguen el éxito tras haberse ganado la credibilidad
de sus votantes. Es decir, vuelven a imprimir su mapa teniendo en cuenta los
elementos emergentes que hasta el momento eran totalmente ignorados.
Todo se asienta ahí, en volver a generar una credibilidad que
se encuentra rota a base de tanta corrupción e intereses factos del propio
poder.
Lamentablemente una cara nueva no es la semilla para un
nuevo fruto político. La nueva política viene de la mano de nuevas ideas,
nuevas creencias y nuevos valores, para crear una nueva forma de hacer política.
Una política que se regenera a través de las personas.
Se busca, se requiere y se exige credibilidad. Y esto solo
es demostrable a través de las personas, a través de los candidatos con la
coherencia de pensar, decir y hacer.
Hoy se buscan candidatos con un plus asociado a lo impoluto.
A que no tengan ningún escollo y que lleguen desde una vida profesional previa.
Se requieren gobernantes que realmente tengan la capacidad
de volver a enamorar al electorado, no desde la belleza externa adornada con
todos los elementos que aportan las campañas electorales, sino desde la
autenticidad de ser aquel que el votante considere que es mejor que él. En definitiva, se precisan “Águilas Políticas” que sepan
visualizar desde la distancia el entorno político en el que habitan y sepan aterrizar
con facilidad en el contexto social y político en el que se van a mover.
El jueves publicaré la segunda parte. A continuación podéis ver la presentación que utilicé para dicha ponencia.
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