Recuerdo cuando era más joven las ganas que tenía por que llegara el día en que nadie me dijera lo que tenía que hacer. Soñaba despierta…lo recuerdo bien, casi siempre a la hora de dormir, metida en mi cama y con la seguridad que conllevaba aquella etapa adolescente, sin tener la mayoría de edad, en dónde la capacidad de elegir por mi misma era un precioso don.
Saboreaba ese momento definitivo en donde pudiera decidir y este sentimiento equivalía a la libertad.
La mayoría de las personas nos pasamos innumerables horas soñando despiertos respecto al día en que se cumplirán nuestras metas…y a su vez descansará nuestro corazón o quizás nuestra consciencia.
A la hora de tomar una decisión es bueno plantearse si lo hacemos por una satisfacción inmediata o realmente buscamos una satisfacción que perdure en el tiempo. Estar focalizados hacia los deseos a largo plazo en nuestras decisiones cotidianas es una herramienta para no desviarnos del camino y compromiso de hacer realidad nuestros sueños, metas u objetivos.
Se requiere cierta tenacidad y enfoque para andar en esta senda pues tendemos a buscar soluciones fáciles y padecer las consecuencias de nuestra conducta después.
Las decisiones tomadas en el calor del momento, sin pensar las consecuencias, son elecciones basadas en la gratificación inmediata. Cuando tomamos decisiones respondiendo a arrebatos, a impulsos o un antojo, podemos estar seguros de que se trata de gratificaciones inmediatas y no de satisfacciones a largo plazo. La gratificación inmediata se convierte en una ilusión; es un intento de autoengaño. Lo refleja bien el cuento compartido por Katy y su Saco de carbón.
Y lo cierto es, que las decisiones que apoyan nuestra satisfacción a largo plazo no siempre son divertidas, fáciles o atrayentes.
Engañarnos diciéndonos que llegaremos a nuestro destino mientras nos desviamos es un chiste malo. La gratificación inmediata nos asegura que estaremos dando vueltas por los mismos círculos viciosos una y otra vez.
Somos maestros de la racionalización y de bromear con nosotros mismos, engañándonos para creer que las cosas irán a mejor por arte de magia. ¿Cuál es el motivo para optar por las soluciones rápidas y preferir sufrir las consecuencias después?
El descubrir que existen otras necesidades inconscientes, no respondidas y buscamos respuestas basadas en impulsos. Al principio puede parecernos un alivio, sin embargo en realidad es una forma de castigarnos.
Utiliza esta pregunta cuando veas que no te acercas a tus deseos, metas u objetivos. Cuando siempre sean las mismas metas las que siguen desatendidas año tras año y cuando te des cuenta de que repites las mismas acciones una y otra vez. Entonces descubrirás cuales son tus conductas automáticas y entonces comienza todo un proceso de autoconocimiento, análisis y crecimiento personal.
Detente y pregúntate ¿Esta decisión es una satisfacción a largo plazo o solo un “premio” inmediato?
4 comentarios:
Hola Begoña, muy buen post. esto de las gratificaciones es muy serio y me temo que la mayoría optamos por resultados inmediatos. Y no está mal si es sobre temas de menor importancia. Pero cuando te juegas algo importante hay que preguntarse por las consecuencias que pueden ser muy graves.
salvado las distancias me ha venido a la cabeza como respuesta a tu pregunta algo intrascendente pero a las mujeres nos preocupa: Cuando decides asaltar una caja de bombones te preocupa más que se te pongan los resultados en las caderas y no te planteas que te haces polvo el hígado. Gracias por tu mención en el post de hoy. Eres un sol
Besos
Hola Begoña.
Yo creo que soñamos para una satisfacción duradera, pero nos despertamos antes de tiempo, porque no sabemos soñar. Es decir, búscamos cumplirlo cuanto antes y confundimos como apuntáis Katy y tu, ilusión con sueño. Y estas sabemos que se evaporan.
saludos
@Katy...como bien dices es fácil caer en las satisfacciones inmediatas y con ello creamos un hábito de conducta en nuestra toma de decisiones....y entonces cuando llegan las relevantes caemos sin pensar en el automatico, y decidimos, a veces sin pensar en las consecuencias.
Los bombones son un excelente ejemplo....jajajajj yo lo he vivido en primera persona...no por mi higado sino por mis caderas y al final tuve que elegir no dejar de comer bombones pues me encantan, sin embargo no dejo de darme un paseo "rapidillo" después....para quemar y compensar....
Elegir...y compensar....
Gracias Katy...
@Fernando López...no tengo respuesta.....Mejor no lo hubiera expresado yo.
Aunque no dejo pasar la oportunidad de pensar que la ilusión me da la fuerza, energia o gasolina para seguir soñando...
Un besazo Fernando...
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